Predica sobre la sal de la tierra y la luz del mundo.

Si estabas buscando un bosquejo para predicar sobre la sal de la tierra y la luz del mundo, es el lugar correcto, aqui aprenderemos sobre su significado en la biblia y que es lo que tienen en común, grandes enseñanzas que nos dejó nuestro señor Jesucristo. Empecemos.

¿Qué tienen en común la sal y la luz? Ambas son elementos esenciales para la vida y el bienestar. Sin sal, nuestro cuerpo no podría funcionar correctamente y nuestra comida sería insípida. Sin luz, no podríamos ver ni apreciar los colores y las formas de la creación. La sal y la luz también tienen un poder transformador: la sal preserva, sazona y purifica; la luz ilumina, revela y calienta. Por eso, nuestro señor Jesús usó estas dos imágenes para describir a sus discípulos y su misión en el mundo. En esta predicación vamos a ver qué significa ser la sal de la tierra y la luz del mundo, y cómo podemos cumplir con este llamado.

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (RVR1960)

Mateo 5:13-16

Ser la sal de la tierra: Un pueblo con sabor

Jesús pronuncia estas palabras en el llamado Sermón del Monte "Vosotros sois la sal de la tierra" ¿Que significa. Antes de decirles que son la sal de la tierra, les había dicho las bienaventuranzas, que describen las actitudes y las acciones que Dios bendice.

Jesús compara a sus discípulos con la sal porque esta tiene varias funciones importantes: preservar los alimentos de la corrupción, dar sabor a lo que está insípido y purificar lo que está contaminado. Así, los discípulos deben influir positivamente en el mundo con su testimonio de vida y su mensaje de salvación.

Mente renovada, victoria asegurada: El poder de los pensamientos

También advierte que si la sal pierde su sabor, ya no sirve para nada y es desechada. Esto puede ocurrir si los discípulos se contaminan con el pecado o se conforman con el mundo. Entonces dejarían de cumplir su propósito y perderían su valor.

Reflexionemos juntos y hagámonos estas preguntas: ¿Somos una influencia positiva en el mundo? ¿Preservamos los valores del reino de Dios? ¿Damos sabor a lo que está insípido? ¿Purificamos lo que está contaminado? ¿O hemos perdido nuestro sabor por el pecado o por el conformismo?

Ser la luz del mundo: Un pueblo brillante.

Jesús continúa su enseñanza en el Sermón del Monte, donde muestra el contraste entre el reino de Dios y el reino de este mundo. Después de decirles que son la sal de la tierra, les dice que son la luz del mundo, otra metáfora que expresa su identidad y su misión.

Nuestro señor Jesús compara a sus discípulos con la luz porque esta tiene varias funciones importantes: iluminar lo que está oscuro, revelar lo que está oculto y calentar lo que está frío. Así, los discípulos deben reflejar la luz de Cristo en el mundo con su testimonio de palabra y de obra.

También les dice a sus discípulos que son como una ciudad sobre un monte o una lámpara sobre un candelero, que no se pueden esconder. Su luz debe brillar delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a Dios.

David y Goliat: Como vencer a tu gigante

Una vez más, hagámonos estas preguntas: ¿Somos una luz en el mundo? ¿Iluminamos lo que está oscuro? ¿Revelamos lo que está oculto? ¿Calentamos lo que está frío? ¿O hemos escondido nuestra luz por temor o por vergüenza?

¿Qué implica ser la sal de la tierra y la luz del mundo?

Implica que tenemos una identidad y una misión que nos ha dado Jesús. Somos diferentes del mundo y debemos influir en él con nuestra vida y nuestro mensaje. Tú eres un portador de la gracia y la verdad de Dios y debemos mostrarlas con nuestras obras y nuestras palabras. Somos responsables de mantener nuestro sabor y nuestro brillo y no perderlos por el pecado o el conformismo. Estamos llamados a glorificar a Dios y a atraer a otros a su reino.

Querido y amado hermano, que esta Predica sobre la sal de la tierra te anime a examinar hoy tu corazón haciéndote nuevamente estas preguntas ¿Estamos siendo la sal de la tierra y la luz del mundo? ¿Qué cambios debemos hacer para cumplir mejor con este llamado? ¿Qué obstáculos o dificultades enfrentamos para ser fieles a esta misión? ¿Cómo podemos apoyarnos unos a otros como comunidad de fe?

Te animo en el nombre de nuestro señor Jesucristo que si le estás fallando te acerques a Él, porque es el único que puede devolverte ese sabor ese brillo que has perdido en el camino. Que Dios te bendiga.

La Sunamita en la Biblia: Confiando en Dios en medio del dolor